Los crímenes de los buenos: Hiroshima y Nakasaki

Los crímenes de los “buenos”: el horror de Hiroshima y Nagasaki [*]

El escritor checo Milán Kundera (refiriéndose al dominio soviético de su patria) dice: “Para liquidar a las naciones, lo primero que se hace es quitarles la memoria. Se destruyen sus libros, su cultura, su Historia. Y luego viene alguien y les escribe otros libros, les da otra cultura y les inventa otra Historia”.

Hace algún tiempo escribíamos sobre este tema el artículo: “Cómo se puede cambiar la historia. El caso de Katyn”[1], allí analizábamos cómo puede, operativo mediático de por medio, tergiversarse la historia a tal punto que llegue a decirse exactamente lo contrario de lo que sucedió. También notábamos allí que  esto ha sucedido muchas veces en la historia de las naciones y por ello es que conocer la historia de sucesos tergiversados por la propaganda política, creemos que puede ser entonces de utilidad a la hora de ser cautos sobre lo que vemos y escuchamos. Narrábamos en aquél artículo un suceso que, aunque ocurrido hace 70 años, aún sigue siendo distorsionado al servicio de la ideología.

                El caso de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki es otro caso, también ocurrido hace 69 años y sobre el cual aún o se calla la verdad o se la tergiversa. Este par de artículos nos han parecido muy interesantes, entre otras cosas, por la documentación fotográfica que ofrecen.

Aniversario de dos holocaustos[2] liberales: Hiroshima y Nagasaki, por Manuel Morillo[3]

Se producen en agosto el aniversario de los ataques nucleares ordenados por Harry Truman, Presidente de los Estados Unidos de América, tras su reunión con sus aliados Churchill y Stalin en la Conferencia de Potsdam.

Los bombardeos atómicos sobre Hiroshima Nagasaki se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades japonesas.

El arma nuclear Little Boy fue lanzada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba FatMan el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki.

Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían asesinado a 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, de los cuales la mitad fallecieron los mismos días de los bombardeos

Entre las víctimas, del 15 al 20% murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles. Hirosima y Nagasaki eran dos ciudades muy secundarias desde el punto de vista militar por lo que no había justificación «técnica».

Sin embargo eran las dos ciudades de mayor tradición católica en Japón, desde el siglo XVI.

UrakamiTenshudo (Iglesia Católica en Nagasaki. Enero de 1946. Urakami fue el epicentro del bombardeo en Nagasaki y su catedral, destruida una de las iglesias más grandes de Asia.

Entre las víctimas de la bomba atómica de Nagasaki desaparecieron en un día dos tercios de la pequeña pero vivaz comunidad católica japonesa. Una comunidad casi desaparecida dos veces en tres siglos[4].

Harry Truman, miembro del partido demócrata, firma la carta de las Naciones Unidas, que en su configuración y desarrollo real, es el primer jalón en la constitución de un Gobierno Mundial[5].

Pero, ¿por qué un individuo que viola la convención de La Haya, que prohíbe expresamente el bombardeo de ciudades con civiles, aunque haya objetivos militares incluidos en su perímetro(acápite 23), y provoca tal holocausto de inocentes no está demonizado, como Hitler?

Parece que en este caso también se cumple el adagio de Maquiavelo:

“Aquellos que triunfan nunca resultarán avergonzados por el modo como hayan triunfado”

[Historia Florentina (III)]

Pero quizá esta foto[6] sea la explicación más plausible

Masonic portrait of Harry S. Truman by Greta Kempton. January 20, 1949 en la Harry S. Truman Library and Museum

Hiroshima, el horror que nunca nos quisieron enseñar[7]

Las bombas de Hiroshima y Nagasaki acabaron con la vida de más de 250.000 personas y dejaron un legado de horror que aún perdura en nuestros días. En los siguientes años, la destrucción de ambas ciudades quedó asociada con las imágenes de edificios arrasados y llanuras llenas de escombros. Pero, ¿dónde estaban las víctimas? A principios de 1946, las autoridades estadounidenses habían ordenado la destrucción de centenares de fotografías y prohibido la difusión de cualquier testimonio de la masacre. Se prohibió a la población japonesa cualquier comentario sobre los bombardeos o las informaciones que pudieran “alterar la tranquilidad pública”.

Con los años, salieron a la luz algunos de los documentos clasificados como “alto secreto”, pero Hiroshima y Nagasaki siguieron quedando como un terrible dato en la enciclopedia; a diferencia de lo que sucediera con otras infaustas masacres – las pilas de cadáveres de Mauthausen o los gaseados en el Kurdistán -, en Hiroshima y Nagasaki no quedó imagen ni conciencia del horror, solo unos centenares de miles de víctimas sin nombre, convertidas en una cifra escalofriante a la que nadie ponía cara.

Lo que vais a ver es un testimonio de la más horrible destrucción causada por el ser humano, una recopilación de fotografías que se han publicado otras veces, pero raramente juntas. Aquellos que no estén preparados, o solo sientan el impulso del morbo, por favor, que se queden en la puerta. Los demás, pasad con respeto; el único objeto de esta entrada es evitar que la ignominia caiga en el olvido. (Seguir leyendo)

1. Señales

Uno de los muchos relojes encontrados en los alrededores de Hiroshima; todos permanecen parados a la misma fatídica hora, las 8,15 h., la hora exacta de la explosión.

En muchas superficies el calor y la fuerza salvaje de la explosión dejaron una impronta sobre paredes y suelos. En algunos casos, como este puente situado a un kilómetro del centro de la explosión, se ve claramente la denominada “sombra nuclear” que dejó la deflagración detrás de los pilotes.

En otros lugares, como en esta pared, la explosión imprimió las siluetas de algunas personas, cuyos cuerpos fueron pulverizados de forma instantánea.

La imagen de abajo, situada a unos 250 metros del centro de la explosión, muestra la sombra de una persona que estaba sentada en las escaleras de un banco, probablemente esperando a que abriera. Las temperaturas de hasta 2.000º C lo incineraron sobre el escalón.

2. El horror

El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, la bomba lanzada por el Enola Gay estalló a una altura de 580 metros sobre el centro de Hiroshima y mató a unas 70.000 personas al instante. La onda expansiva, a unos 6.000 grados de temperatura, no dejó un edificio en pie y carbonizó los árboles a 120 kilómetros de distancia.

Varios minutos después, el hongo atómico se elevó a unos 13 kilómetros de altura y expandió una lluvia radiactiva que condenó a muerte a las miles de personas que habían escapado del calor y las radiaciones. Dos horas después habían muerto unas 120.000 personas, 70.000 habían resultado gravemente heridas y el 80% de la ciudad había desaparecido.

Según Wikipedia, el área inmediatamente afectada fue de 5 kilómetros cuadrados densamente poblados. Hubo miles de casos de incineración súbita, carbonizaciones parciales y quemaduras de personas expuestas hacia el hipocentro del estallido, a más de 10 km de la zona cero.

Pero el horror no había terminado. Días después de que la bomba atómica destruyera la ciudad, los médicos comprobaron asombrados que la gente seguía muriendo en forma enigmática y aterradora, de síntomas desconocidos; «al principio los médicos y cirujanos trataban las quemaduras como cualquier otra, pero los pacientes se licuaban por dentro y morían. Ningún médico había visto nada igual».

«Sin alguna razón aparente, su salud comienza a deteriorarse -escribía Wilfred Burchett en su reportaje-,… Los médicos japoneses les inyectan vitaminas, pero la carne de los enfermos se pudre al contacto con la aguja. Hay algo que acaba con los glóbulos blancos, pero no sabemos qué es».

Esta imagen muestra el ojo de una víctima de ‘cataratas por radiación’. Muchos de los afectados estaban en un radio de dos kilómetros. La mayoría de los casos aparecieron años después.

3. Los Hibakusha

Hibakusha («persona bombardeada») fue el término con que los japoneses designaron a los supervivientes. Oficialmente hubo más de 360.000 hibakusha de los cuales la mayoría, antes o después, sufrieron desfiguraciones físicas y otras enfermedades tales como cáncer y deterioro genético.

Paradójicamente, muchos de los hibakusha fueron víctimas dobles: de los norteamericanos y de sus propios compatriotas, que le discriminaron durante años debido a que “la radiación se creía contagiosa”.

‘La gente normal no nos dejaba acercarnos’, explicaba uno de los hibakusha años después. «Algunas víctimas de las bombas ocultaron los ocurrido y pudieron encontrar trabajo, pero, en cuanto se les declaraba alguna de las mil y una dolencias derivadas de la radiación, eran fulminantemente despedidas».

4. Yamahata, el fotógrafo de Nagasaki

El día 10 de Agosto de 1945, menos de 24 horas después del estallido de la segunda bomba, YosukeYamahata, fotógrafo del Ejército japonés, llegó a la ciudad de Nagasaki con el encargo de documentar los efectos del «nuevo tipo de arma». Yamahata caminó durante horas entre los escombros del escenario más dantesco que jamás hubiera imaginado. Sus fotografías son una de las pruebas más desgarradoras de la monstruosidad humana:

“Un viento caliente comenzó a soplar – explicó años después – En todos lados se veían pequeños incendios, como antorchas apagándose: Nagasaki había sido totalmente destruida… prácticamente tropezábamos con cuerpos humanos y de animales que yacían a nuestro paso…»

«Era en verdad el infierno en la tierra. Aquellos que apenas pudieron sobrevivir la intensa radiación -con los ojos quemados y la piel calcinada y ulcerada- deambulaban apoyándose en palos para poder sostenerse esperando ayuda. Ni una sola nube amortiguaba los rayos del sol de ese día de agosto, brillando inmisericorde en ese segundo día después del estallido”.

Veinte años después, el 6 de agosto de 1965, cuando se recordaba el vigésimo aniversario del bombardeo a Hiroshima, Yamahata enfermó súbitamente. A los 48 años de edad, le fue diagnosticado cáncer terminal de duodeno, probablemente debido a efectos radiactivos residuales recibidos en Nagasaki en 1945. Murió el 18 de abril de 1966 y fue enterrado en el cementerio de Tama en Tokio.


[*] La introducción corresponde a la Profesora Andrea Greco de Álvarez.

[1]http://quenotelacuenten.verboencarnado.net/?p=812

[2]D.R.A.E..- holocausto. ( Del lat. holocaustum, y este del gr. ὁλόκαυστος ). 1. m. Gran matanza de seres humanos.

[3]Publicado el 11/08/14 en: http://infovaticana.com/blog/firma-invitada/aniversario-de-dos-holocaustos-liberales-hirosima-y-nagasaki-por-manuel-morillo/, anteriormente en: http://anotacionesdepensamientoycritica.blogspot.com.es/2011/08/aniversario-de-dos-holocaustos.html

[4]El cardenal Biffi en su libro de memorias se hace una pregunta inquietante:

“Podemos bien suponer que las bombas atómicas no hayan sido tiradas al azar. La pregunta es por lo tanto inevitable: cómo así se escogió para la segunda hecatombe, entre todas, precisamente la ciudad de Japón donde el catolicismo, aparte de tener la historia más gloriosa, estaba más difundido y afirmado?»

Giacomo Biffi, «Memorie e digressioni di un italiano cardinale [Memorias y digresiones de un italiano cardenal]»,Cantagalli, Siena, 2007, pp. 640

[5]Muy interesantes las observaciones preventivas de Benedicto XVI en su última encíclica «Caritas in veritate»

[6]Truman se inicia en la masonería en 1909 en la Logia Belton No. 450, en Missouri. En mayo de 1959, el ex presidente Truman fue condecorado con un premio de 50 años, el único presidente de los Estados Unidos en alcanzar ese aniversario dorado en la masonería.

[7] Publicado el 05/02/07, en:  http://www.fogonazos.es/2007/02/hiroshima-el-horror-que-nunca-nos.html.Fotos de Hirosima, antes y después del bombardeo. Buena calidad http://www.boston.com/bigpicture/2009/08/hiroshima_64_years_ago.html

También hay fotografías en: http://www.gensuikin.org/english/photo.html

4 comentarios sobre “Los crímenes de los buenos: Hiroshima y Nakasaki

  • el agosto 26, 2014 a las 1:22 pm
    Permalink

    Ya nos vamos acostumbrando a la falsificación de la historia. Sin salir de nuestro país tenemos varios períodos donde el cambio ha sido total por el «relato » oficial. Cuántos buenos institutos de profesorado se necesitan para que muestren la otra cara de la moneda!

  • el agosto 26, 2014 a las 2:56 pm
    Permalink

    Excelente!!! Mil gracias!

  • el septiembre 3, 2014 a las 11:24 am
    Permalink

    Es un misterio como los seres humanos no aprendemos de la Historia y volvemos a cometer las mismas atrocidades del pasado. Me refiero a lo que está ocurriendo hoy en Ucrania y el Medio Oriente. Gracias!

  • el septiembre 3, 2014 a las 2:01 pm
    Permalink

    Un par de progres se vieron maravillados al leer el artículo. Una de dos: o no entienden nada, o tienen real honestidad intelectual. Excelente, como siempre.

Comentarios cerrados.

Page generated in 0,456 seconds. Stats plugin by www.blog.ca