La Misa al revés. Por Paul Claudel

Misa tradicional en la Basílica de Luján (Arg.), 21 de Agosto de 2017

Hace más de sesenta años, Paul Claudel, uno de los más grandes escritores del Siglo XX, escribía lo siguiente en Le Figaro, de Francia, acerca de la revolución litúrgica que se estaba llevando adelante.

El Concilio Vaticano II, por cierto, ni siquiera había comenzado. Es que los poetas nacen con largavistas.

Que no te la cuenten..

P. Javier Olivera Ravasi


La Misa al revés

Por Paul Claudel

«Quisiera protestar con todas mis fuerzas contra el uso que se esparce en Francia cada vez más, de decir la misa de cara al pueblo. El principio mismo de la religión es que Dios está primero y que el bien del hombre no es más que una consecuencia del reconocimiento de la aplicación en la vida práctica de este dogma primordial.

La misa es el homenaje por excelencia que ofrecemos a Dios en el Sacrificio que el sacerdote le hace en nuestro nombre sobre el altar de Su Hijo. Nosotros estamos detrás del sacerdote y, siendo uno con él, vamos hacia Dios para ofrecerle hostias et preces [ofrendas y plegarias]. No es Dios quien viene a proponérsenos como a un público indiferente para hacernos testigos a nuestra mayor comodidad del misterio que va a realizarse.

La nueva liturgia despoja al pueblo cristiano de su dignidad y de su derecho. Ya no es el pueblo quien dice la misa junto con el sacerdote, quien la «sigue», como muy acertadamente se dice, y hacia quien el sacerdote se vuelve de vez en cuando para asegurarse de su presencia, de su participación y de su cooperación, en la obra de la cual el sacerdote se ha hecho cargo en nuestro nombre. Ya no hay más que una asistencia curiosa que le observa trabajar en su oficio. Los impíos tienen el juego gracioso de compararla con un prestidigitador que ejecuta su número en medio de un círculo cortésmente maravillado.

Es muy cierto que con la liturgia tradicional una gran parte conmovedora, emotiva, del Santo Sacrificio escapa a la mirada de los fieles. Pero no escapa a su corazón y a su fe. Esto es tan cierto que durante todo el Ofertorio, en el curso de las grandes misas solemnes, el subdiácono al pie del altar se vela el rostro con la mano izquierda. Nosotros también, estamos invitados entonces a rezar, a entrar en nosotros mismos, no en la curiosidad, sino en el recogimiento.

En todos los ritos orientales el milagro de la transustanciación se cumple fuera de la vista de los fieles, detrás del iconostasio[1]. No es sino enseguida que el Oficiante aparece sobre el umbral de la Puerta sagrada, el Cuerpo y la Sangre de Cristo entre las manos.

Un resto de esta idea se ha perpetuado por largo tiempo en Francia, donde los viejos eucologios[2] no traducen las oraciones del canon. Dom Guéranger protestó enérgicamente contra los temerarios que infringían esta reserva.

El deplorable uso actual ha trastornado completamente el antiguo ceremonial para mayor consternación de los fieles. Ya no hay altar. ¿Dónde está, aquel bloque consagrado al que el Apocalispsis compara con el Cuerpo mismo de Cristo? No hay más que un mero caballete recubierto de un mantel que recuerda dolorosamente la mesa de taller calvinista.

Paul Claudel

De la Académie Francesa

23 de Enero de 1955

Fuente: Le Figaro, 29 janvier 1955] Tribune de Paul Claudel : « La messe à l’envers ».  [Traducción de Dominus est blog a partir del original francés en  Le Forum Catholique]

[1] Biombo de tres hojas, adornado con iconos o imágenes sagradas, que se coloca delante del altar en las iglesias griegas y se cierra para ocultar al sacerdote durante la consagración.

[2] Devocionario que contiene los oficios del domingo y principales fiestas del año.


 

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4 comentarios sobre “La Misa al revés. Por Paul Claudel

  • el agosto 25, 2017 a las 7:25 am
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    Son opiniones diversas pero para salir del conflicto mental no nos queda más remedio que remitirnos a los orígenes del Cenáculo, siempre debemos imitar a Jesucristo tal como lo hacía El y punto.. Que luego los seguidores de Cristo llamados cristianos hayan sublimado la liturgia hasta límites muy excelsos ya es otra historia. Pero algunos están asustados y han visto en la reforma litúrgica de cara al pueblo el origen de todos los males que acarrea la Iglesia. Es como querer buscar una cabeza de turco a quien acusar y cargar las culpas para perdonarse las propias de una Iglesia bien instalada y cómoda, evidentemente.

  • el agosto 25, 2017 a las 3:15 pm
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    Querido Javier:
    ¡Qué perla has hallado! Muy interesante no sólo por su contenido sino, además, por su valor como testimonio histórico. Es evidente que la celebración versus populo ya existía antes del Concilio. ¿Podrías aportar algún dato más al respecto? ¿Quienes celebraban así la misa? ¿Tenían autorización para hacerlo? ¿Cuál es el origen de este modo de celebrar a todas luces contrario a la tradición de la Iglesia?
    Aunque sea un episodio bastante conocido es bueno recordarlo: Claudel se convierte a la Fe Católica en una Nochebuena mientras asistía a Misa en Notre Dame. La belleza de la liturgia lo conmovió. En él sí la via pulchritudinis fue el verdadero camino a Dios. ¿Hoy se convertiría Claudel o saldría huyendo de la iglesia horrorizado por la fealdad y la vulgaridad de la liturgia al uso? Por cierto, Dios tiene muchos caminos para hacer llegar su gracia a los hombres. Pero la pregunta vale. ¿No estaremos poniendo obstáculos a la gracia con esta falsa liturgia?
    En cuanto a lo que dice el señor Garrell: le recomiendo la lectura de «Introducción al misterio de la liturgia» del Cardenal Ratzinger; encontrará interesantes observaciones respecto de la disposición de los Apóstoles en el Cenáculo. La costumbre judía era que los comensales se sentaban detrás del que presidía la comida. Por otra parte, rechazo sus expresiones respecto de una «iglesia bien instalada y cómoda». ¿Qué hace este seño, para «desinstalarse e incomodarse»? Le aconsejo que trate de ver la viga en el ojo propio antes que la paja en el ojo ajeno.
    Un abrazo, querido Padre.

    • el agosto 25, 2017 a las 7:27 pm
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      Querido amigo y Dr. Mario Caponnetto: el texto es precioso. La celebración «versus populum», así como otros excesos pre-conciliares, existían desde antes. Basta leer la obra de Bouyer (uno de los que participó en la reforma litúrgica) para darse cuenta del caos que eso era. Una fuente breve puede ser esta: http://ordorecitandi.blogspot.com.ar/2009/07/peter-anson-and-versus-populum.html
      Se trataba de «precursores» o «iluminados» que deseaban «acercar la Misa» al pueblo. Más datos no tengo pues no he estudiado aún el tema. Soy sólo un aficionado y un pobre divulgador de la liturgia tradicional. Seguramente algún lector del sitio podrá dar más datos.
      Abrazo y bendiciones. PJOR

  • el agosto 25, 2017 a las 4:42 pm
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    Paul Claudel, un poeta católico genial. Hace años leí su «Anunciación» traducida por un tapatío hace años. pienso que lo esencial de la Santa Misa es cómo se viva el misterio al que alude J. Guitton: con fe o sin fe, ya sea de espalas o frente al pueblo de Dios. San Pío de la Pietrelcina frente al pueblo en su última misa, en éxtasis, veía en las sagradas formas al Cristo Vivo. Su Fe era grande. En esta época hay más discusión que fe.

Comentarios cerrados.

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