Los evangelios son reportajes. Por Octavio Sequeiros

Ceruti-Cendrier, Marie-Christine. Les Évangiles sont des reportages, n’én déplaise á certains. Ed. P. Téqui, Paris, 1997, 370 pp.

            Los Evangelios son reportajes (entrevistas): se trata de la afirmación milenaria de la Iglesia según la cual fueron escritos por testigos oculares ( S. Juan y S. Mateo) o que relatan lo dicho por testigos oculares (S. Marcos y S. Lucas). “Aunque disguste a algunos: los disgustados y rabiosos son los teólogos y exegetas de toda laya especialmente oficiales como M. Grelot que no se priva de de insultar públicamente a sus contrarios. Además, para ejemplificar, la autora relata el secuestro y la confiscación de los escritos del Abbé Carmignac, motivo de un escándalo periodístico que uno puede leer en el trabajo de conjunto Vangelo e Storicitá, Rizzoli, 1995.-

            Explicado el título pasemos a la autora: tradicionalmente se ha dicho “mujer, monja y letrada, tres veces tarada”; Ceruti no es monja sino casada, con hijos y marido, pero en compensación es profesora titular del Departamento de Teología de la European Humanities University de Minsk, y, lo peor, escribe sobre exégesis, que como todos sabemos es tarea non sancta y prohibida de hecho para las feminas dentro del catolicismo pre y post conciliar, incluidas las religiosas.

Méritos

Aunque sea por lo dicho ya el libro debería ser leído y traducido, eso sí con ejemplos locales, pero además tiene otros méritos: a saber un estilo sencillo y directo, una demolición sistemática y erudita de los escribas y teólogos “desmitologizadores” ( los que dicen que los Evangelios son macaneo puro y simple, invento de una conspiración antisemita y proimperialista, como ya expliqué en Gladius y espero continuar al analizar los descubrimientos de Qumrân) Además exhibe un buen humor y un desenfado, signos ambos de búsqueda de la verdad, que vuelven muy amena y “fascinante” ( la palabra de moda) su lectura ya desde la Introducción, a pesar de que trata con todo rigor temas supuestamente esotéricos y abstrusos para el católico más o menos culturizado.

            Esta buena mujer parte de una experiencia conocida: el clero está desactivado, abandona la Fe y cuando cuelga los hábitos, si no ha tenido la suerte de haber violado ya el sexto y noveno mandamiento, amén de los otros, se agarra la gran bronca por haber desperdiciado la juventud en estupideces místicas. (p. 7 ss.) Además lo explicó en el Cahier de Chiré nº 14 de 1999, p 99 ss: “Europa entera está infectada de un virus exterminador, y eso de modo metódico, cuadriculado, organizado, desde las facultades de teología más sofisticadas a los cursillos para chicos del jardín de infantes”. No se escapa nadie, ni se escaparon los hijos de la autora ni se escaparán los nuestros, pues casi no hay quien desenmascare racionalmente esta intriga teológico- política; para ello ha de utilizar “argumentos que no sean sólo la reproducción del Magisterio y la Tradición” expuestos sin relación específica a estos hechos, es decir castrados. De allí que Marie- Christine derroche el vigor, la inteligencia y la retórica indispensable para llegar a las almas tanto del clero como de tantos fieles cretinizados por la idolatría de una supuesta “ciencia” filológica, literaria, exegética, histórica, arqueológica, etc.

Temática

             Vigor es precisamente lo que le sobra a nuestra autora, amén de erudición, valentía, inteligencia y expresividad. Creo que conviene presentar los capítulos. 1) Comienza con el embuste de la redacción tardía de los Evangelios, que en realidad significa su destrucción en cuanto texto sagrado y contenido histórico.; 2) la cuestión sinóptica, o sea la copia mutua a partir de los escritos de San Marcos; 3) las famosas “logia” o legenda de las fuentes; 4) culmina esta cadena con lo que se quería demostrar desde el principio, a saber los Evangelistas son expertos falsificadores; 5) y para probarlo no hay nada mejor que “los géneros literarios” manoseados a gusto por “expertos” y “teólogos” diplomados y autorizados oficialmente; 6) así puede demostrarse con facilidad que todo fue copiado del Antiguo Testamento que ha resuelto – desde hace mucho agreguemos – tomarse venganza sobre el Nuevo; 7) profundizando esta dirección espiritual nos encontramos con los midrashim (en singular midrash) o comentario ordenado de los versículos veterotestamentarios: es un capítulo extenso , 28 páginas, y especialmente sabroso, o mejor dicho imperdible para esos pocos pobres cristos que no deseen de corazón ser estafados por el cura párroco y su equipo de pastoral bíblica; me refiero exclusivamente a los de Europa y me autocensuro sobre América y Argentina, por razones de interés personal; 8) el misterioso y miserable sentido de la palabra “histórico”, una especialidad de la nueva evangelización cuando es guiada por Xavier León-Dufour, quien no es precisamente un león herbívoro con la sangre y las palabras de Cristo, pues posee “el arte de afirmar que una cosa es ella misma y su contraria”. Gracias a Dios hace con él una constante carnicería; 9) la “Formgeshichte” historia de las formas literarias: los evangelistas campeones en utilizar modelitos para armar; 10) los pasajes del Evangelio “agregados después”, o “el agujero negro de los Evangelios incómodos”, molestos para los dominadores del mundo naturalmente; 11) la Resurrección dividida con el objeto de aniquilarla mejor, recurso bastante eficaz para hacer perder repentinamente la Fe; 12) cómo impedir que Jesús, con minúscula para ponerlo en su lugar bíblico, haya realizado algún milagro; 13) y 14) las pseudo-contradicciones de los Evangelios, cuya lista es conocida: desde la infancia, la resurrección, la ascensión y Pentecostés hasta la divinidad y el cuerpo de ese intruso en el “pueblo de Dios” llamado equívocamente Jesús; 15) orígenes paganos del Evangelio… no hace falta pensar mucho, basta con la encarnación como se puede leer frecuentemente en las secciones culturales de los periódicos y los libros de moda; 16) aplicación práctica para desligarnos de los milagros que a pesar de tanta inteligencia siguen molestando, para no decir otra palabra; 17) la fuente gnóstica, el motor de la “desmitologización”.

Gnosticismo

            Saliéndonos del elenco, observemos que el gnosticismo ha suscitado una inesperada división entre los tradicionalistas franceses, a raíz del ataque del Abbé Crégoire Céllier, director de las Ediciones Clovis, contra un evidente congénere, Etienne Couvert, conocido de Gladius. El asunto es sólo la punta de un iceberg que da para mucho, incluso para avivarnos.

            Pero el iceberg abarca todos los niveles eclesiales, veamos el comienzo del cap. 17, subtitulado “lo que se esconde bajo la desmitiologización”: “De esta fuente de los Evangelios, Ud. no ha oído hablar, o muy poco. Recuerda vagamente haber leído insinuaciones como ésta (de un papábile, aclaro para que se ubique en la cancha del futuro cónclave):

El Evangelio según Juan…. supone una experiencia espiritual elevada, lo diremos de inmediato. No es un Evangelio para principiantes. Es un Evangelio que supone la situación del cristiano maduro, o, dicho de otro modo, del gnóstico, del perfecto, del cristiano iluminado” Carlo María Martini (“actualmente cardenal de Milán”, anota la autora, ahora retirado en Tierra Santa para dedicarse a la Biblia, pero en los medios habla de todo un poco) Il Vangelo secondo Giovanni en AAVV, Ed Borla, 1979, p. 12.

“Pero luego jamás Ud. ha obtenido mayores especificaciones. Queda en el aire como un sabor de algo ‘distinto’ que habría presidido el nacimiento de los Evangelios, ese algo es cuidadosamente mantenido secreto, reservado únicamente a los especialistas, entiéndase ‘iniciados’. Inmediatamente piensa Ud. que se trata de ‘cosas’ demasiado complejas, que exigen una investigación profundizada, que no deberían ser exigidas a los no especializados como Ud., y se pone a estudiar lo que compete a su ‘nivel’, es decir los pseudo orígenes de las Escrituras que hemos visto hasta aquí. Comportándose de esta manera sigue Ud. exactamente la pista que se le ha trazado sin que lo sepa. Y sobre todo no se ocupa de lo que no le concierne, a saber, de esos misterios revelados únicamente a los elegidos, de los que Ud. no forma parte…”( p. 313-4).

            Basta un botón, y así se desarrolla todo este curso práctico de ‘exegética” no estupidizante, o mejor dicho de vacuna antiherética.

 El factor humano

            Casi no existe en la bibliografía específica actual una obra de semejante franqueza y pasión por la Verdad. Uno se pregunta: ¿por qué de entre muchos machos mudos del esoterismo bíblico surge esta hembra con algo de varona, a lo Sta. Teresa o Sta. Catalina? ¿Será otra consecuencia de Los Signos Sexuales de los Tiempos (cf. Gladius 57) Para salvar el honor masculino hay que recurrir a Frère Bruno Bonnet- Eymard y un puñado de semejantes., como Jean Madiran que acaba de publicar La Trahison des comissaires, Consep, 2004, La Traición de los Comisarios, que no son otros sino los Comisarios doctrinales del episcopado francés, que coherentemente se inspiró en los Comisarios bolcheviques; analiza allí la Biblia Bayard, “Biblia de blasfemia, de mentira y de apostasía, que niega radicalmente la autenticidad de todas las palabras atribuidas a Jesús por el Evangelio.”

            Vuelvo a nuestra autora. No niego, un designio providencial, pero además está el “factor humano”, a saber, fuera de las virtudes ya destacadas: a) la independencia económica, componente clave del orden natural que permite, si uno tiene ganas, pensar con independencia de las angustias cotidianas: esta nueva amiga de Gladius es esposa de un diplomático italiano que facilitó su vocación, y no encuentro palabras para agradecerle; b) su cátedra de la Universidad en Minsk es otro factor importante, pues además la proveyó de la “chapa” o prestigio de este mundo. c) dicha base logística irremplazable es de confesión ortodoxa, y no por casualidad, porque, según parece, esta semilla no hubiera germinado en el ambiente universitario católico. Primer milagro del ecumenismo que ha llegado a mi conocimiento. d) Por último, Marie-Christine Ceruti- Cendrier es independiente de la disciplina eclesiástica, en el sentido de que no pertenece a la organización jerárquica de la Iglesia militante, y ello le facilita, hoy por hoy, la libertad de espíritu indispensable para buscar y decir lo que piensa sin verse de inmediato sometida a sospechas, suspensiones, cesantías, etc. Nuestra autora reúne pues excesivos “factores humanos” como para que la Providencia se permita integrarlos con frecuencia en una persona de nuestro tiempo, lo que aconseja su lectura inmediata.

Octavio Agustín Sequeiros

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