«Tengo miedo a las estatuas». Los ideólogos contra Colón

colon derribadoEn mi país, la Argentina, donde gobierna un régimen aliado de la Cuba castrista y de la Venezuela chavista, la campaña ideológica no se da sólo en los ámbitos escolares, televisivos y futboleros. Se impone incluso derribando estatuas…

Así, desde hace ya varios meses, se instalado una disputa por eliminar la hermosa imagen de Colón que se erguía en detrás de la Casa de Gobierno (Casa rosada). ¿Los motivos?: «Era un genocida». Y esto contra toda disposición de la justicia, como podrán ver AQUÍ

Comparto con uds. una reflexión de mi maestro y gran historiador, el Dr. Enrique Díaz Araujo sobre el tema. No tiene desperdicio.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera R.

 

Colón – Por Enrique Díaz Araujo

 1. Con seriedad

Cristóbal Colón fue el Gran Almirante que, para defender y extender la Cristiandad, el 12 de octubre de 1492, descubrió América. Suceso que López de Gomara llamó “la mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo creó”.

Fue una peregrinación de carácter mas divino que humano, encaminada a formar una Cruzada marítima contra el Islam, según se enseñara en la Escuela de Sagres, la emprendiera el Reino de Castilla y León y la financiara el Obispo de Badajoz, tesorero de la Bula de la Cruzada.

Por disposición providencial: Descubrimiento – “nada está encubierto que no deba ser descubierto”, Mt. 10, 26- y Descubridor se correspondieron.

Con Precisión, S.S. León XIII definió esos acontecimientos. En su carta Encíclica“Quarta abeunte saeculo” dirigida a los Arzobispos y Obispos de España, Italia y ambas Américas, del 16 de julio de 1892, dijo:

“Ese hecho (del 12 de octubre de 1492), considerado en sí mismo, es el más grande y hermoso que edad alguna vio jamás, llevado a cabo por los hombres. Centenares de millares de mortales surgieron del olvido y de las tinieblas en que yacían, y fueron restituidos a la común sociedad del género humano, convertidos de la barbarie a la suavidad de costumbres y a la vida civilizada, transportados del camino de perdición al de la vida eterna, con la comunicación de los bienes que nos mereció Jesucristo”.

Y agregó:

“Colón fue quien movido por el deseo de preparar y facilitar el camino de la difusión del Evangelio y fija siempre la mente en tal propósito, lo dispuso y encaminó todo a ese fin, no haciendo cosa que no fuese conforme con la Religión y no estuviese inspirada por la piedad”.

Así se explica por qué, en un orden trascendente, fuera considerado “la paloma que transportó a Cristo”, y que, por eso, él firmara Christoferens Colombus. Sin perjuicio que en un plano meramente natural fuera tenido como “el Quijote del Mar”, conforme lo calificara Jacobo Wassermann. ¡Pobre Almirante, que vistió la estameña parda de los hijos de la Tercera Orden franciscana, con voto de pobreza!

El historiador norteamericano Washington Irving confirma esta efigie del Descubridor:

“Era devotamente piadoso: se mezcló la religión de todos con los pensamientos y acciones de su vida”.

De ahí que el Reino de las Indias Occidentales o América, y su Descubridor se aunaran. Y que los descendientes de aquel evento extraordinario pudieron ser denominados cristianoamericanos, cual lo hizo el insigne poeta nicaragüense Pablo Antonio Cuadra: “Nuestra historia es pasión. Ocupamos la geografía como una cruz. Cruz y cruce de rutas. Cruz y cruce de sangres. Rutas y sangres que se han unido únicamente por la Cruz… Somos Hispanoamérica, Cristianoamérica… El nuevo mundo de la fe y la esperanza. ¡Cristianoamérica!”.

Noción escatológica que reiteró S. S. Juan Pablo II. En su discurso de 1992 en España, dijo: “Gracias España: por tu fidelidad al Evangelio y a la Esposa de Cristo, la porción más numerosa de la Iglesia habla hoy y reza a Dios en español”.

Y en su discurso de Santo Domingo a los Obispos del CELAM, del 12 de octubre de 1984, exaltó el “carácter providencial del descubrimiento y evangelización de América, y el “alumbramiento de la cristiandad del Nuevo Mundo”. Asimismo, reclamó que el Quinto Centenario del descubrimiento se celebrara “con alegría y orgullo”, porque “es justo que haya fiesta y alegría” (Lc. 15,32).

En la República Argentina aquel magno suceso fue conmemorado a partir del decreto del 4 de octubre de 1917, del Presidente Hipólito Irigoyen. Manifestó en sus considerandos: “El descubrimiento de América es el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad a través de los tiempos… La España descubridora… obró el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos afirmar y mantener con jubiloso reconocimiento”.

Entonces, el mayor historiador argentino, Julio Irazusta, ajustó el tema a una perspectiva doble: nacional y universal, al decir: “La historia de Colón es tan nuestra como la de España; y ambas, tan nuestras como de quienes antes fueran nuestros compatriotas y hoy son nuestros hermanos de raza. Y por ello pertenecemos al mundo occidental que recibió y tiene misión de transmitir a la posteridad las mejores tradiciones espirituales de la humanidad civilizada”.

Luego, a nosotros, los americanos, sólo nos cabe agradecer al Gran Almirante, rindiendo homenaje a su memoria y desagraviándolo por los ataques necios. Para ello, nada mejor que reiterar las palabras del insigne vate de América, Rubén Darío:

“¡Desgraciado Almirante!” Tú pobre América,

Hoy al favor siniestro de negros reyes

Fraternizan los Judas con los Caínes,

La cruz que nos llevaste padece mengua;

y otras encallanadas revoluciones,

la canalla escritora mancha la lengua

que escribieron Cervantes y Calderones

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante

en nuestra senda ha puesto la suerte triste:

¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,

ruega a Dios por el mundo que descubriste!

 

Tal la oración que se eleva desde “la América fragante de Cristóbal Colón”, que invocara contra el imperialismo anglo-sajón, el mismo egregio poeta nicaragüense.

2. Con resentimiento

Pero, claro, los estultos, en su cortedad intelectual, no pueden alcanzar la genuina dimensión del Descubridor, y como zafios repetidores de la Leyenda Negra de la Conquista de América, vomitan su resentimiento contra el Descubrimiento, escupiendo para arriba.

Tal sendero ruin reconoce algunos jalones principales.

En julio de 1985, en el recinto de la ONU, el vetusto tirano caribeño Fidel Castro se opuso a la celebración del Quinto Centenario, expresando que el 12 de octubre era una“fecha infausta”, “una de las páginas más bochornosas de la historia universal”.

El eximio escritor venezolano Uslar Pietri lo comentó exponiendo: “Así paga Fidel haber sido ubicado en los mapas”.

En el año 1994; un grupo de diputados nacionales de la Argentina, encabezados porJosé Luis Manzano (quien todavía no era el empresario de multimedios que es hoy; aunque ya “robaba para la corona”), presentó un proyecto de ley para que el 11 de octubre se instituyera como el “último día de liberación de América latina”. América, se entiende, por Américo Vespucio; y Latina por el Lacio. O, si se prefiere, la“América precolombina”, usando los apellidos de los dos navegantes itálicos al servicio del Reino de Castilla (dado que el continente indígena carecía de nombre propio). Proyecto que no se redactó en quechua, aymará, mapuche o guaraní (que no tenían escritura), sino en castellano, la lengua “del ritmo de oro y la vibración marcial”.

En tercer lugar, en el 2004, el déspota parlanchín Hugo Chávez suprimió el Día de la Hispanidad, colocando al 12 de octubre como Día de la resistencia indígena. Ese mismo día los chaviztas derribaron y decapitaron el monumento a Cristóbal Colónerigido en el centro de Caracas. El zambo Chávez dijo que: “Cristóbal Colón fue el jefe de una invasión que produjo no una matanza, sino un genocidio. Noventa millones de aborígenes vivían en esta tierra, 200 años después quedaban tres millones. ¿Qué fue eso? Un genocidio”.

En realidad el “bolivariano” mató más indios que los encomenderos hispanos. Él no era andaluz, como el Padre Las Casas, pero le gustaba multiplicar. En efecto: el primer especialista en el tema de la demografía amerindia, Ángel Rosemblat, ha demostrado que la población precolombina ascendía a 13.300.000 personas, y que la despoblación entre 1492 y 1570 (la mayor parte producto de pestes y enfermedades, para las cuales los aborígenes carecían de anticuerpos) fue de 2.500.000 personas. Población que se repuso, y aún se acreció, pasado ese primer ciclo. Tesis sostenida por Nicolás Sánchez Albornoz, Ernesto Maeder, José Luis Moreno, Richard Konetzke, George Kubler, Edgard Gaylord Bourne y Rolando Mellafé.

Luego de los otros 80 millones que se inventó Chávez no hay noticias. Y el “genocida”verdadero resultó ser el demagogo macaneador.

Rencor y furia, bramido y espuma es lo que dejan, en definitiva, los negadores.

3. Con farsa

Ahora, en junio del 2013, el Gobierno de la Presidente Cristina Fernández de Kirchnerdispuso la extracción del monumento a Cristóbal Colón, inaugurado en 1921 por el gobierno radical, enviándolo a Mar del Plata, y reemplazándolo por una estatua a Juana Azurduy de Padilla.

Ante una impugnación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un juez acordó una medida cautelar provisoria, evitando de momento la remoción del monumento a Colón.

Ahí se abrió una polémica increíble, fundada en eventuales jurisdicciones escultóricas, y en la donación efectuada por la colectividad italiana de la Argentina.

La palabra “América” no se oyó en medio de la baraúnda de dichos y reproches, ni qué decir de las voces “Hispanidad” y “Cristiandad”. Esto semejó a un debate sobre parques y jardines entre opositores y oficialistas. Una vergüenza oprobiosa. Y el secretario Oscar Parrilli contribuyó con la guinda del cóctel, al sacar el monumento,“sólo para repararlo”, esquivando hipócritamente la medida cautelar.

Encima, además al rencor indigenista que ha presidido toda esa gestión, se le ha añadido el condimento feminista de la categoría de “género”, convirtiendo a doñaJuana Azurduy de Padilla en una especie de india o mestiza guerrillera castrista y abortera. Es decir, se aprovechó la ocasión para atropellar la Historia, transformando a la “Luz del Alto Perú” y aguerrida coronela, en una antecesora de doña Cristina. La pobre Juana que ya había tenido que sufrir que en una película de Torres Nilsson sobre Güemes su personaje fuera interpretado por la bella Mercedes Sosa. Lo que no se dijo es que el matrimonio patriota de los Padilla-Azurduy (que tuvo cuatro y no seis hijos como por ahí se dice), que disponía de cierta riqueza antes de las campañas bélicas norteñas, terminó en la ruina. Juana -“mucha mujer”- murió en la indigencia total. Nada que ver con algún otro matrimonio que en los cortos años de su carrera política multiplico su fortuna más de setenta veces.

En fin: comedia burlesca.

Lo que nadie pregunta es: ¿dónde habrían estado los Parrilli, los Timerman, los Zannini, los Fernández, los Alak, los Scioli, los Wilhem y demás charlatanes si don Cristóbal Colón no hubiera descubierto América…?

La respuesta se la dejamos al lector.

Una contestación probable sería: Andarían en taparrabos y sin carteras de Louis Vuitton.

Enrique Díaz Araujo

Fuente: Patria Argentina Nº 300, página 4

 

Un comentario sobre “«Tengo miedo a las estatuas». Los ideólogos contra Colón

  • el abril 5, 2014 a las 6:45 pm
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    Hoy 5 de abril 2014 Leemos en los diarios, bajo el título: «Tesoros ocultos bajo la estatua de Colón», que se han hallado «Pergaminos, monedas de diversos materiales, diarios de época argentinos e italianos, un libro sobre Colón del municipio de Génova, estampillas de época y hasta películas que dan testimonio de las obras y la inauguración del monumento y que permanecieron ocultos casi 100 años vieron la luz finalmente ayer al ser abierto el cofre de plomo empotrado en la cripta del Monumento a Cristóbal Colón en la ciudad de Buenos Aires.

    El cofre de plomo empotrado en la cripta desde 1921 fue abierto por autoridades de los gobiernos nacional y porteño, que estudian trasladar a otro destino la desarmada estatua del navegante desde su emplazamiento detrás de la Casa Rosada, pese a una controversia judicial planteada por conservacionistas y un sector de la colectividad italiana, además de los gobiernos nacional y porteño.

    (…) Para Darío Signorini, de la Federación de Instituciones Italianas del Consulado de Buenos Aires (Fediba), el hallazgo es “muy importante” porque ratifica algo que “teníamos en los libros”. Agregó que todo lo “planteado sobre la historia del Monumento lo pudimos ver en la realidad. Se trata de un legado de nuestra comunidad fruto del amor hacia este país que nos albergó”, indicó. Centenares de miles de inmigrantes italianos se radicaron en Argentina a finales del siglo XIX y en los duros tiempos de la II Guerra Mundial».

    Todo lo cual subraya la importancia del regalo de la comunidad italiana y la importancia que dio el gobierno argentino de aquella época al obsequio. Igualmente sigue sin hablarse de lo importante: la motivación esencial de Cristóbal Colón y la conquista de América. Ese es el mayor tesoro oculto que hoy deberíamos recobrar.

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