De torturas y torturadores: las monjas carmelitas

Hace unos días un fiscal argentino, limpiándose el trasero con la Constitución Nacional y los concordatos entre la Santa Sede y la Argentina, allanó sin más el convento de carmelitas de Nogoya, Entre Ríos, donde, luego de una «exhaustiva investigación» se encontraron diversos elementos de tortura como cilicios, disciplinas y demás yerbas que las féminas enclaustradas, por propia voluntad, tenian purgar pecados propios y ajenos.

La hipocresía periodística, paradójicamente, luego de publicar la noticia de las «fanáticas torturadoras», daba nota de la beatificación de la «Madre Antula» (María Antonia de Paz y Figueroa), una especie de laica-jesuita-consagrada (San Ignacio tuvo la genialidad de no fundar monjas, jé!), que tenía por costumbre no sólo caminar descalza y ayunar largamente, sino también promover tandas gigantescas de Ejercicios Espirituales según el método del gran reformador vasco. Lo gracioso de todo es que, durante los Ejercicios, para quien alguna vez haya tenido la gracia de hacerlos, se dice:

Sobre la penitencia externa (del libro de los Ejercicios Espirituales ignacianos)

[83] 1ª manera. La 1ª es cerca del comer, es a saber, quando quitamos lo superfluo, no es penitencia, mas temperancia; penitencia es, quando quitamos de lo conveniente, y quanto más y más, mayor y mejor, sólo que no se corrompa el subiecto, ni se siga enfermedad notable.

[84] 2ª manera. La 2ª: cerca del modo del dormir; y asimismo no es penitencia quitar lo superfluo de cosas delicadas o moles, mas es penitencia, quando en el modo se quita de lo conveniente, y quanto más y más, mejor, sólo que no se corrompa el subiecto, ni se siga enfermedad notable, ni tampoco se quite del sueño conveniente, si forsan no tiene hábito vicioso de dormir demasiado, para venir al medio.

[85] 3ª manera. La 3ª: castigar la carne, es a saber: dándole dolor sensible, el qual se da trayendo cilicios o sogas o barras de hierro sobre las carnes, flagelándose, o llagándose, y otras maneras de asperezas.

[86] Lo que paresce más cómodo y más seguro de la penitencia es, que el dolor sea sensible en las carnes, y que no entre dentro en los huesos de manera que dé dolor y no enfermedad; por lo qual paresce que es más conveniente lastimarse con cuerdas delgadas, que dan dolor de fuera, que no de otra manera que cause dentro enfermedad que sea notable.

Pues ahí está… Meta chicote nomás y canonizado uno y beatificada la otra; la «Madre Antula» debería ser denunciada, post-mortem, por apología del delito.

Termino: habría que denunciar también a las mujeres que, auto-discriminándose y ejerciendo una violencia de auto-género ejercen todo tipos de torturas y auto-flagelaciones, como se muestra en las imágenes (y no me meto con los varones que cambian de sexo cortando por lo sano, porque con la inquisición gay nadie se mete hoy).

De torturas y torturadores, libera nos Domine!

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

7 comentarios sobre “De torturas y torturadores: las monjas carmelitas

  • el agosto 28, 2016 a las 3:15 pm
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    Todo es positivo, y de esta persecusión creo se puede sacar a relucir a la sociedad cretina y falsa que se escandaliza por lo de las Carmelitas, hermanas que viven en permanente oración y sacrificio por los demás. Salta a la vista la gran contradicción que tienen los medios que sin ningún rubor no se escandalizan, y a la vez les parece normal, por lo que ofrecen los sex shops con sus interminables ofertas de objetos para introducir contra natura y para flagelar al otro y autoflagelarse, sadismo que le dicen; les parece normal las cirugías plásticas que agrandan los pechos (terrible autoflagelo) solo para tener una falsa apariencia, voluptuosa y provocativa; les parece normal que una persona se tatúe todo el cuerpo con agujas, y no solo eso, sino que se atraviesen con hierros las orejas, labios y genitales. Esto para ellos es normal y está bien.

  • el agosto 28, 2016 a las 5:30 pm
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    Una buena manera de promover vacaciones a la santidad y vida consagrada a la penitencia. Ahora muchas jovencitas enamoradas de Cristo se han enterado que en Nogoyá hay un monasterio de monjas en serio.

  • el agosto 28, 2016 a las 11:09 pm
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    El ataque contra la Iglesia se hace cada vez más sutil y más cruento encubierto por una justicia modernista que quiere destruir la Fe en sus mismas raíces. Sí, Cristo molesta y todo aquél que de testimonio de EL será perseguido, difamado, encarcelado y vaya Dios a saber qué cosas más. Aquí les presento un extracto, como ejemplo de lo que está sucediendo, de esta valiente película «Dialogo de Carmelitas». En dicha película se condena a las monjas por estar en contra de la leyes de la revolución. Entre otros delitos se les imputa el de secuestro y la restricción a la libertad de las personas. El mundo quiere convertir lo sagrado en profano; el ascetismo personal y comunitario en tortura; las órdenes religiosas en asociaciones ilícitas. Pero lo más grave es, que los obispos no defienden con sólidos argumentos y concretas acciones a sus instituciones religiosas ni a la Fe católica. «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5, 13-16)

  • el agosto 29, 2016 a las 1:05 am
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    y qué decir sobre que Mama Antula tenía un negro esclavo!!! se mueren los que hoy la canonizan. TODO ES HIPOCRECÍA.

  • el agosto 29, 2016 a las 10:31 pm
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    Excellent

  • el agosto 30, 2016 a las 3:18 am
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    ¿Es suficiente, para saber que ese es «un monasterio de monjas en serio», el hecho de que se hayan encontrado instrumentos de penitencia física? Supongamos que no sólo están esos instrumentos en el monasterio, sino que las monjas también los usan. Y que los usan mucho y de modo habitual. ¿De verdad que de allí podemos inferir que son monjas en serio? ¡Vaya! ¡Con cuánta frecuencia los errores se alimentan mutuamente!

  • el septiembre 1, 2016 a las 1:10 am
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    Excelente!!!

Comentarios cerrados.

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