La lógica de Dios. Sermón de Navidad 2019

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6 comentarios sobre “La lógica de Dios. Sermón de Navidad 2019

  • el diciembre 24, 2019 a las 8:15 pm
    Permalink

    Bellísimo su sermón, Padre Javier, pronunciado desde el corazón para celebrar el nacimiento de nuestro Niño Jesús, Dios Encarnado, Aquél «que tiene pocos amigos» según el humor castizo de Santa Teresa de Avila.
    Y al acabar de escucharlo, llega a mí -vía news de Zenit-, el siguiente texto de Andrea Tornelli que sitúo ¡en tantos aspectos! en la vía de la paradojal lógica de Dios que ud. destaca y el difícil «cómo» de la Evangelización en nuestro mundo presente. Por eso la cita.

    Editorial de Andrea Tornielli: “El anuncio
    del Evangelio en el mundo secularizado”

    En el discurso a la Curia que Francisco ha pronunciado el sábado 21 de diciembre, han
    sorprendido algunas palabras y también el modo con el cual los ha dicho. Reconociendo
    una evidencia ya predicha por algunos grandes hombres de Iglesia muchos años antes
    del Concilio Vaticano II, el Papa ha subrayado: «No estamos más en la cristiandad. No
    más – ha recalcado – Hoy no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni
    los más escuchados». «No estamos ya en un régimen de cristianismo porque la fe», en
    gran parte del Occidente «ya no constituye un presupuesto obvio de la vida común», e
    incluso, es negada y burlada.
    Tenemos por lo tanto necesidad, ha agregado el Papa, «de un cambio de mentalidad
    pastoral, que no quiere decir pasar a una pastoral relativista». Un cambio de mentalidad
    que parte de la constatación de que «la vida cristiana, en realidad, es un camino, una
    peregrinación». Y el camino, obviamente, «no es puramente geográfico, sino sobre todo
    simbólico: es una invitación a descubrir el movimiento del corazón que,
    paradójicamente, necesita partir para poder permanecer, cambiar para poder ser fiel».
    En un tiempo la fe se transmitía en las familias a través de la leche materna y el ejemplo
    de los padres, y también la sociedad se inspiraba en los principios cristianos. Hoy esta
    transmisión se ha interrumpido y el contexto social aparece incluso anticristiano, al
    menos impermeable a la fe cristiana. De ahí la pregunta que ha dado vida al Concilio y
    ha atravesado los últimos pontificados: ¿cómo anunciar el Evangelio allí donde ya no es
    más conocido o reconocido? No es casualidad que con un creciente exponencial los
    Obispos de Roma que se han sucedido hayan indicado precisamente en la misericordia
    la medicina necesaria para sanar las heridas de nuestra humanidad contemporánea. La
    misericordia de un Dios que te busca, se acerca, y te abraza antes de juzgarte. Es
    experimentando ese abrazo que nos reconocemos como pobres pecadores
    constantemente necesitados de ayuda.
    Zenit Newsletter Page 19
    Al final del encuentro, Francisco ha querido regalar a los colaboradores de la Curia el
    libro-entrevista Sin Él no podemos hacer nada, escrito con Gianni Valente. Y lo ha
    definido “el documento” que ha querido hacer para el mes misionero extraordinario. En
    ese texto de reciente publicación, el Papa explicaba que «la misión es obra suya», es
    decir, de Jesús. «Es inútil preocuparse. No hay necesidad de organizarnos, no hay
    necesidad de gritar. No hay necesidad de trucos o estratagemas», porque «es Cristo
    quien hace salir a la Iglesia de sí misma. En la misión de anunciar el Evangelio, tú te
    mueves porque el Espíritu Santo te empuja, y te lleva. Y cuando tú llegas, te das cuenta
    de que Él ha llegado antes que tú, y te está esperando». Anunciar el Evangelio,
    agregaba el Papa en el libro-entrevista, «no consiste en asediar a los demás con
    discursos apologéticos, ni gritar en la cara de los demás» la «verdad de la Revelación».
    Menos aún «sirve lanzar sobre los demás verdades o fórmulas doctrinales como si
    fueran piedras», porque «la repetición literal de la proclamación en sí misma no tiene
    eficacia, y puede caer en el vacío, si las personas a las que se dirige no tienen la
    oportunidad de encontrar y pregustar de alguna manera la ternura misma de Dios hacia
    ellos, y su misericordia que sana».
    Un rasgo distintivo de la misión cristiana, sugiere el actual Sucesor de Pedro, «es aquel
    de hacer de facilitador, y no de controlador de la fe». Facilitar, es decir, «hacer fácil, no
    poner nosotros obstáculos al deseo de Jesús de abrazar a todos, de sanar a todos, de
    salvar a todos». Siempre conscientes de que «sin Él no podemos hacer nada».

    • el diciembre 25, 2019 a las 4:28 pm
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      Pregunta : Si ya la Buena neoticia fue aceptada por el libre albedrío de los que nos precedieron . No tendrían los predicadores de hoy que respetar el libre albedrío de los poscristianos de hoy? Quizás podría servir el Testimonio, para lo que tendríamos que profundizar nuestra Fe como los místicos que nos precedieron

      • el diciembre 25, 2019 a las 4:39 pm
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        No entendí la pregunta.

  • el diciembre 25, 2019 a las 7:54 pm
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    Norka Jordán, no sé si llego a comprender adecuadamente su decir., pero quisiera comentar algo, que me sugieren sus expresiones, y ud verá si está o no en sintonía con su pensamiento.
    La buena noticia del Evangelio es siempre contemporánea nuestra, puesto que Cristo ha resucitado y se ha quedado con nosotros para éso, precisamente : estar hasta el fin de los Tiempos, cuando nosotros también resucitemos.
    Hasta entonces, nuestro libre albedrío goza del privilegio del sacramento de la Penitencia, para cuando fallamos y queremos volver.
    Y esto ocurre por su permanente asistencia, dado que El es el Salvador y nos busca cuando estamos perdidos.
    Ciertamente que si el NO a la gracia es terminante y permanente de parte de un alma… debemos suponer su condena. Mas esperar Dios hasta el último momento no es irrespetar el libre albedrío de la creatura, me parece.
    En cuanto a nosotros, solo nos toca predicar el Evangelio…siempre, lo cual no acredita que nos transformemos en molestos incordios.
    Estar, acompañar, servir, ser como otros Cristos, humilde, atento…no molesta a nadie, sino que puede interpelar, pero fundamentalmente -vueltos hacia Jesús- cumplir sirviéndoLe, y dejar que El haga el resto, sin expectativas de nuestra parte.
    Lejos, por cierto de esas conductas que andan contabilizando a «cuántos» llevaron a Misa tal domingo, o «cuantos» rosarios hicieron rezar a «quiénes»…(ufff!)
    Finalmente, los que ud. llama «poscristianos de hoy» tal vez sean «precristianos» de mañana, si Dios quiere.
    Dentro y fuera de la Iglesia, el Demonio viene buscando perder almas a como de lugar..Aguantarle la parada sin perder la fe es lo que han hecho muchos santos, y el primero, Nuestro Señor.
    Esa es para mí -tambien- la lógica de la Redención. La misma que predicó hoy el Padre Javier en su sermón.
    Y en cuanto a los poscristianos a que ud. refiere, no sea que se hayan ido, o nunca hayan llegado por causa de nuestros escándalos o falta de Fe. Allí tendremos que dar cuenta…si no atinamos a socorrerlos con testimonio, al menos, mientras tenemos tiempo.
    Y como dijo el Papa Francisco, al asumir su pontificado : ¡Menos teología y más cercanía, por favor!
    Y el escrito de Andrea Tornielli que he transcripto mas arriba, es claro en esto, también , como ud. misma evoca la necesidad del Testimonio y la oportunidad de buscar -como en otras épocas- la profundización de la fe.

  • el diciembre 25, 2019 a las 11:38 pm
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    Feliz Navidad querido Padre Javier. La verdad que llevo tiempo que mi fe esta apagada, y me siento abandonada por Dios, se que en algún momento pasará, aunque ya llevo mucho tiempo. Realmente a veces no quiero saber nada de religion, pero si me dan ganas de escuchar sus sermones y sus demas enseñanzas, aunque últimamente mi celular funciona mal y no he podido seguir las cosas que publica. Gracias padre por sus hermosos sermones, es como si conociera el sentir de las personas que sufrimos y nos da aliento. Nos da consuelo en medio de nuestras miserias y debilidades.
    Dios lo bendiga siempre.

  • el diciembre 26, 2019 a las 3:11 am
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    Un ungido sermón de un brillante y Valiente sacerdote.

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