El sensus fidei fidelium

Sobre controversias la historia de la Iglesia sabe y mucho. Tanto que, en 2014, la Comisión teológica internacional publicó, en Roma, un documento al respecto, visible aquí, en francés acerca del verdadero sentido del «sensus fidei» que, en los últimos meses, ha salido a flote nuevamente por controversias actuales varias.

Venga entonces un pequeño video que puede hacernos pensar para,

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE

 


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5 comentarios sobre “El sensus fidei fidelium

  • el enero 16, 2021 a las 1:31 pm
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    El único problema es que en los tiempos que vivimos el pueblo en general ya no está tan bien evangelizado ni conoce tan bien el catecismo como antes, aunque hasta el fin del mundo tiene que existir la Iglesia, y por lo tanto el sensus fidei. Cuando Jesús subió a los cielos dijo que estaría con nosotros hasta el fin de los tiempos. Pero hoy en día ha habido un apartamiento masivo de la fe o al menos de los sacramentos, y son muchos los que ya no tienen tan claros los conceptos; y también la gente ha sido muy adoctrinada por los medios informativos y la propaganda, por lo que ya no se cumple en la misma medida aquello de vox populi, vox dei; podría hasta ser contraproducente. O al menos un arma de doble filo. Vivimos tiempos recios, como decía Santa Teresa. Ya no es como en nuestro Siglo de Oro, cuando en plenas disputas sobre la Inmaculada Concepción, gentes sencillas del pueblo empleaban argumentos tan contundentes como que si Eva nació antes de la caída y por tanto sin mancha, cómo no iba a ser inmaculada también María, que nos trajo la salud; o que la Reina de los Ángeles no podía haber estado sometida en momento alguno al Demonio, entre muchos otros. Gente que tal vez ni sabía leer o sabía con las justas, pero estaba bautizada y confirmada, en una época en que la Fe era transmitida por las madres a sus hijos y los sacerdotes, en vez de predicar homilías desabridas, formaban a los fieles, y los autos sacramentales les exponían las verdades de fe en lenguaje poético pero claro. Por eso estaba mucho más desarrollado el sensus fidei fidelium, y por eso a lo largo de la historia el pueblo se ha puesto en pie para defender la fe en las insurgencias populares contra Napoleón en Italia y España, en la Vandea, en las Guerras Carlistas, en la Cristiada mexicana, en la Cruzada de Liberación española, etc. y ha habido tantos mártires entre el pueblo llano. Como digo, el sensus fidei sigue y seguirá existiendo, pero la verdad es que está muy disminuido. Parece que estamos en la iglesia de Laodicea; reina la tibieza.

    • el enero 17, 2021 a las 2:24 pm
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      José Enrique Florencio… he mandado recientemente un comentario explayándome sobre ese aspecto, que está claramente y correctamente aludido, aunque no desarrollado, en el vídeo. Supongo que será publicado próximamente. Un cordial saludo.

  • el enero 16, 2021 a las 3:11 pm
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    Muy oportuno, p. Javier. Simplemente haría notar que se trata del «sensus fidei FIDELIUM» y no del conjunto de opiniones de cualquier simple bautizado no practicante que ha envenenado su intelecto con principios mundanos y que desconoce por completo el contenido más elemental de la fe que dice profesar. Esto quiere decir, contra toda vana y superficial iniciativa populista y demagógica cuales se han visto aquí y allá recientemente, que no se trata de lanzar vagas consultas o cuestionarios, sin distinción, a cualquier persona que viva dentro de la circunscripción parroquial o diocesana, que no participe efectivamente de la vida de la Iglesia y que carezca por completo de los conocimientos y puesta en ejercicio de los compromisos antedichos. Por eso, por ejemplo, el sensus fidei fidelium no se encuentra representado a conclusión de algún que otro plebiscito dirigido a una mayoría crasamente ignorante en materia de fe, y que es invitada a manifestar su opinión acerca de si se deba o no mantener la disciplina celibataria, si se deba o no admitir el matrimonio, o como se lo quiera llamar, de homosexuales, y cosas por el estilo.
    El sentido (o instinto, que el término privilegiado por santo Tomás para designar la manera de acción del Espíritu Santo en las almas [S.Th., I-II 68, 2]) de la fe puede ser instinto de la fe del solo fiel (sensus fidei fidelis) –y es el que sirve para el discernimiento personal– o bien el instinto de la fe de los fieles (sensus fidei fidelium), que es el que expresa ese instinto según su forma eclesial, es decir, según la dimensión comunitaria de la pertenencia al cuerpo místico de Cristo. Por eso mismo, el sentido de la fe de los fieles resulta indicativo de la comunión bimilenaria de la Iglesia y no puede constituir nunca el signo de un viraje que cambie de un día para el otro lo que siempre se ha creído o siempre se ha practicado. Las condiciones para identificar la presencia operante de dicho instinto están muy bien expresadas en el documento citado: a) La participación en la vida de la Iglesia, b) la escucha de la palabra de Dios, c) la apertura a la razón, d) la adhesión al magisterio, e) la santidad [que se expresa en términos de humildad, libertad y gozo], f) la búsqueda de edificación de la Iglesia. Por consiguiente, el sensus fidei fidelium no debe jamás ser confundido con la presión ejercida por minorías caprichosas en las que no se verifican los signos indicados, sino todo lo contrario: crecida soberbia, esclavitud a las pasiones y amargura manifiesta, contra el punto e, rechazo del más elemental realismo filosófico, contra el punto c, actitud irreverente, contestataria y pertinaz hacia el magisterio, contra el punto d, y la búsqueda no de edificación de la Iglesia, sino de la transformación de la misma a la medida del propio capricho.
    Un cordial saludo, y gracias por el vídeo.
    P. Christian Ferraro

    • el enero 17, 2021 a las 8:48 pm
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      Muy bueno. Lo otro es el «sensus fidei infidelium». Las «notas» de los «fideles» las toca el documento pontificio (que también tiene sus bemoles, ojo) comentado en el vídeo. Bendiciones mutuas. P. Javier

  • el enero 16, 2021 a las 9:02 pm
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    El documento examina los caminos o certezas que califican el sensus fidei como auténtico; y por supuesto, está la adhesión al «magisterio de la iglesia» entre ellos (nº 97), puesto convenientemente después de la «razonabilidad». Esta adhesión tiene sus matices, pues se la pone en pie de igualdad con las fuentes auténticas y verdaderas de la Revelación, cuales son la Escritura Sagrada y la Tradición; cuando en puridad, es una fuente «complementaria» que no puede contradecir en nada a las dos principales. Yo huelo algo podrido aquí, es decir, que se empleará para desmontar el sensus fidei auténtico sobre la base de su desacuerdo con cierto «magisterio» (dudoso cuanto tal) modernista que no pasa de ser la opinión privada de ciertos doctores. No encuentro satisfactorio el documento, pues pretende una refundación desde cero de todo el sensus de los fieles sobre la banse del autoritarismo.

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