Leído para ud.: El último gobierno de Sancho

El libro, en Argentina, puede adquirirse aquí: https://editorial.quenotelacuenten.org/productos/el-ultimo-gobierno-de-sancho/

 

Segunda venida de Sancho (y de Cristo)

El último gobierno de Sancho. Antonio Caponnetto. Bella Vista Ediciones, 2022. 240 pp.

Por Enrique de Zwart para Que no te la cuenten

 

Si algo le faltaba a Antonio Caponnetto para “asentar su fama de medieval y oscurantista”[1] era no sólo presentar sino escribir un libro de tintes apocalípticos. Y a pesar de que lejísimo estamos del talento y la imaginación de George Bernard Shaw, más lejos aún está el paupérrimo zurdaje local. Así es que tendremos nosotros que levantar de “Left man’s burden”, e identificar, nombrar y describir de una vez por todas a cierta peligrosa fiera quimérica de las Pampas Sures de un modo más veraz que pasquines vernáculos como Propaganda 12.

El cuadrúpedo en cuestión no es disímil al Chesterbelloc, por eso lo apelaremos Castelnnetto. El orden es meramente cronológico, a diferencia de la bestia británica cuyo primer componente habría aludido a los voluminosos cuartos traseros de Gilbert K. Para mayor pesar de los ilustrados, y a diferencia de la creatura apuntada por el irlandés, la nuestra tiene ya más de un siglo de vida y sigue vivita y coleando.

La cabeza lozana del bicéfalo Castelnnetto emula a la ancestral. El último gobierno de Sancho (UGS) está abiertamente inspirado en El nuevo gobierno de Sancho de Castellani[2], en su método, propósito, estructura y tono satírico. El humor es la mejor arma contra los solemnes Powers That Be. Sin embargo, hay otros dos nombres que también vienen a la memoria. El primero es el del mismísimo G.K. Chesterton, y el segundo no otro que C.S. Lewis. Ya que UGS tiene el espíritu hidalgo y sarcástico de La hostería volante y la conexión sobrenatural con el pasado de Esa horrible fortaleza (EHF). Y comparte con las tres, y con otras obras de Castellani, la indagación de tiempos futuros, y de tiempos últimos.

Las dos cabezas del Castelnnetto. Figura de cuerpo entero no disponible al momento.

A fin de ser concisos, nos concentraremos en ciertos paralelos entre EHF y UGS que nos parece necesario y provechoso destacar. Pero no sin antes mencionar que La hostería volante de Chesterton está resultando ser desgraciadamente tan profética para Pérfida Albión, como las visiones de Marie Julie Jahenny lo han sido para Marianne, la Francia revolucionaria y masónica. Ambas grandes naciones hoy degradadas más que nuestra Majestad Dulcinea y en terribles aprietos por traicionar sus orígenes.

Hay una frescura y vitalidad en la narrativa de UGS no fácil de encontrar en la lengua castellana actual, y mucho menos en la vida espiritual y cultural de la Argentina contemporánea. La prosa es peculiarmente caponnettiana: florida, vívida e irónica. Y asimismo abrasiva, urticante e incómoda. Abrasiva para con la mendacidad. Urticante para aquellos alérgicos a la verdad. Incómoda y escandalizante para los hipócritas. Es a la vez cervantina y actual, por lo que puede generar al principio cierta disonancia cognitiva hasta que el lector ajuste el foco. Pero por sobre todas las cosas es intensamente argentina. Y precisamente por esto es un poderoso antídoto anti-babélico.

¿A qué nos referimos? En gran parte se trata del compromiso de relatar sucesos que son inherentemente globales desde lo local. Tendremos que recurrir a Lewis para articularlo, dado que EHF es la más local de todas las novelas apocalípticas jamás escritas. O mejor dicho, lo era hasta la publicación de UGS. En EHF un reanimado Merlín vuelve desde los albores de la Edad Oscura para salvar a Logres[3] y, con la ayuda de las potencias angélicas que dijeron Serviam, confundir con la maldición de Babel a globalistas y demonistas, unidos ambos en un afán utópico y malvado por controlar y avasallar todo y a todos. Igualmente, Caponnetto nos guía por un sendero localísimo, hiper argento y refractario al globalismo disolvente, el cual empero no cesará en su intento de subyugar a Agathaura, que solo podrá ser salvada con la ayuda de Merlines criollos. La contienda es la misma entonces, por eso a su modo UGS y EHS son ambas universales. Cada nación y pueblo, que en su conjunto constituyen la diversidad cultural bien entendida de la que habló Aleksandr Solzhenitsyn, tendrá que pasar por su propio Vía Crucis. Muchas ya lo han hecho, otras están en el proceso ahora mismo.

¿Agathaura dijimos? En un futuro no muy lejano, que se parece mucho al presente, vuelve Sancho por segunda vez a gobernar, quizás por error o quizás providencialmente, la llamada Ínsula Agatháurica. Lugar semi legendario relatado con anterioridad por Castellani, perdido en los mares del sur cual Ávalon meridional. Pero que el lector reconocerá con rapidez, especialmente si sabe algo de griego[4]. El momento es crítico ya que Agathaura se encuentra en un estado de profunda decadencia y degradación.

Sancho, al igual que en su primer gobierno, comienza a enderezar el curso de Agathaura con fallos de sentido común, pero en realidad sustentados en el profundo conocimiento y sabiduría del autor. Escucha a diversos lugareños presentar sus cargos o puntos de vista, y luego simplemente dicta sentencia ya que en general la mayoría son de carácter auto incriminatorio. La fauna local es realmente variopinta. Rescatamos, entre varios, al historiador oficial pseudointelectual; al trepador Pastor Besuqueiro, mano siniestra de Iscariote I, y que tiene un segundo cameo bajo una apelación más bochornosa aún; a Monsiñori Obediencia Servil, de triste destino; el combo neonormal / epidemiólogo / vacunador, y el dúo no-binario + sexóloga empoderada.

Aparece también un falso mesías, con (mucha) minúscula, contra quien Sancho debe lidiar sin dejarse embaucar por la sanata que brota de la boca del sujeto a quien Apoc. 2:9 le viene como anillo al dedo. Así y todo, el energúmeno tiene sus virtudes, que consisten en primer lugar en no ser otros más corruptos que él y saber asociarse con gente más decente que él. Y eso es suficiente estos días para convencer, tal vez no al desconfiado Sancho, pero sí a muchos otros.

Entretanto, toda esta buena acción de Sancho enrabia al gobierno mundial, que ha estado observando detenidamente las políticas del escudero devenido gobernante. Así es que traman un golpe de estado, o como le llaman ahora: cambio de régimen, revolución de color, etc. para remover lo que se les ha vuelto un katéjon. En defensa de la democracia, por su puesto.

Y es entonces que UGS se vuelve sorpresiva y sorprendentemente apocalíptico. O un subgénero específico de este rubro, sarcástico-apocalíptico, carente de la necesaria gravitas y el “temor y temblor”[5] que el lector encontrará en Vladimir Soloviev, Robert H. Benson, Hugo Wast o Javier Anzoátegui y su reciente Las Hojas de la Higuera.  

Pero a no confundirse, la estudiada falta de gravitas en la prosa no indica que UGS sea una obra liviana. La gravitas, la seriedad exenta de frivolidad, viene acá por otro lado. Primero porque el tema mismo es lo más pesado que un cristiano puede afrontar. Y segundo porque UGS no es solo prosa, tiene además mucha y bella poesía. Y es en esta última donde Caponnetto hacia el final de la obra se expresa con gravedad sobre la situación.

En este punto tenemos que mencionar a otros referentes que nos vienen a la mente: el mismo Castellani, Jorge Luis Borges y Ezra Pound. La conexión con Castellani es natural e impregna todo UGS, particularmente en el amor al Terruño:

¿Se nos ha muerto acaso de previsibles males

– por funeral apenas el cimbrar de un laúd –

o acabó fusilada con la venda en los ojos

en un lampo de sangre por los pagos del sud?

Nada sé si es respuesta, pero sé que estas cosas

están vivas, subsisten, residen, permanecen;

y estas cosas son patria, son la patria de siempre,

empeñada en quedarse cuando todos fenecen.

Pero si ha muerto y dicen, de muerte irreversible,

en la conjura roja del odio y la vesania,

te pedimos Dios Nuestro que nos la resucites

como hiciste hace siglos, una tarde, en Betania.

Con Borges el vínculo es más sutil y menos intuitivo, pero sabemos que Caponnetto aprecia la gran poesía escriba quien la escriba, y más allá de la admiración que ambos tienen por la milonga, milongueros y compadritos cabales, va por el lado de la forma más que del contenido. Sí, a Caponnetto, como buen porteño Porteño Trinitario, le gusta el tango pues “no violenta el Orden Natural”. Lo cual sumado a sus influencias borgianas muestra que la fiera Castelnnetto no deja de tener diferencias internas, como era de esperarse cuando grandes personalidades se ven cara a cara. Finalmente, con Pound comparte un estilo de lírica renovador, amor a la verdad, y absoluta repugnancia a la usura[6].

C.S. Lewis y Ezra Pound

El grupo que manipula la movida contra Sancho y Agathaura, y sobre quien Caponnetto pone su pluma como un láser, es el de los perduellis[7]. Estos constituyen una Quinta Columna y son traidores en diversos grados. Esta gradualidad es lo que hace al perduellismo peligroso, ya que nadie está exento de caer en él en pensamiento, palabra, obra u omisión, tentado por beneficios terrenos y provechos materiales.

Lewis describe en EHF un tipo de perduellis particularmente perverso que nos hubiera gustado ver ante el tribunal de Sancho. Nos referimos al ateo materialista cientificista, quien paradójicamente es, o deviene, satanista. Es decir, ni es ateo ni es materialista. No son muchos, pero están enquistados bien arriba entre logias y bambalinas. Si no los juzga Sancho en la próxima edición, los juzgará Cristo, ya que son la cizaña que será separada únicamente al fin de los tiempos

En contraposición a estos, arriban paladines del Más Allá respondiendo al pedido de ayuda de Sancho. Por brevedad mencionaremos sólo a uno de los Merlines criollos, uno que tiene una deuda pendiente por salvar, dejándole al lector el placer de descubrir al resto. No es ni más ni menos que el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas:

Resistí a los falsarios, de escribas la conjura,

en mil páginas negras que fraguó belcebú,

sangraré hasta la muerte con esta empuñadura,

yo soy el heredero del sable de Maipú.

El Restaurador cumple con su palabra en la contienda final ya que encarna lo mejor de la nobleza agatháurica, definida por Caponnetto no como título sino condición del alma, no diploma sino linaje, no heráldica sino virtud. Dicha contienda termina siendo el Armagedón con ecos de 1806-07. Como era de espera por lo advertido en Lucas 16:8, el bando de los perduellis está mucho mejor pertrechado y tiene todas las de ganar. Pero no habrá otro Caseros.

Nos parece demasiada optimista la visión de Caponnetto sobre los tiempos precedentes a la Parusía, lo cual es curioso habiendo sido el autor a menudo acusado de lo opuesto. Tememos, pero creemos, que la prueba final será mucho más demandante, tanto para la Iglesia como para el cristiano de a pie. Pero esa discusión escapa al propósito de esta sucinta reseña.

Dijimos que el lector reconocería fácilmente a Agathaura, pero sería un error pensar que es un mero eufemismo por la Argentina actual. No, es otra cosa. La relación entre Agathaura y Argentina es similar a aquella entre Logres y Britain[8]. Es decir, una suerte de Alter Ego nacional o gemelo espiritual de la patria. Con la misma misión que los Ángeles de la Guarda del terruño, que sabemos que existen porque Portugal tiene uno[9], guiar a las naciones a ellos encomendadas y protegerlas en sus horas difíciles.

El Ángel de Portugal (Diogo Pires-o-Moco, 1500-1525, Museu Nacional Machado de Castro, Coimbra. Dominio público) y Edvige Carboni

Todo esto es despropósito para el hombre moderno, consumido por preocupaciones y temores utilitarios, fútiles y cortoplacistas; desamarrado de la realidad e inadvertido de que todo acá abajo es temporal y caduco. Indiferente a lo trascendente, incapaz de hacer un esfuerzo e indagar lo que Jesús ofrece. Al final Caponnetto le advierte al hombre moderno, a nosotros, que para salvarnos hace falta una metanoia, un cambio de vida basado en la penitencia, una conversión espiritual necesaria para reconocer el peligro genuino que El Quijote sí supo vislumbrar y así evitar la condenación del alma:

Me arrepiento del ciego que fui cuando –acechantes-

yo creí ver molinos, y eran fieros gigantes.

Condición necesaria para ser elegido entre la tripulación de los que viajan al “terminal Banquete”:

Para ser tripulante hay que amar lo imposible,

hay que rezar maitines con un alma ermitaña,

deshacerse de todo lo cifrable y tangible

y quemar los galeones como Hernán, el de España.

Allá Arriba habrá muchas sorpresas, el concepto que el mundo moderno tiene de vencedores y vencidos puede trastocarse: “estaban los que el siglo condenó al ostracismo”, incluyendo el mismo Duce[10]. Los agraciados que alcancen ese Lugar no deberían sorprenderse de no encontrar allí, por ejemplo, a los que se jactaron de Hiroshima y Dresde.

Por nuestra parte, agradecidos a Caponnetto por su consistente y reanimadora lid, intentaremos, parafraseando prosaicamente a Lewis, que la eternidad no nos sorprenda con los pantalones bajos y nuestra alma convertida en piedra ante el Juicio del Señor[11].

Enrique de Zwart

El libro, en Argentina, puede adquirirse aquí: https://editorial.quenotelacuenten.org/productos/el-ultimo-gobierno-de-sancho/

 


[1] Presentación por el Dr. Antonio Caponnetto del libro «El Anticristo» de Federico Mihura Seeber. Fuente.

[2] Castellani, Leonardo, El nuevo gobierno de Sancho. Buenos Aires. Editorial Vórtice. 2014, 342 p.

[3] Logres es el nombre que recibía el reino de Arturo en la antigua Bretaña, entre la partida de los romanos y la invasión anglosajona.

[4] El adjetivo griego άγαθός “agathós” significa «bueno«. En la mitología griega y romana, Aura (en griego αὒρα) es la personificación divina de la brisa, del aire

[5] Filipenses 2:12.

[6] Pound, Ezra, The Cantos. Ver en especial el Canto XLV, With Usura.

[7] Del Latín, per-duellum, i. e. bellum, enemigo público, enemigo jurado, enemigo armado, que hace la guerra contra un país, traidor.

[8] «Cómo algo que podríamos llamar (Gran) Bretaña siempre está perseguida (N.d.T. apremiada, atormentada) por algo que podríamos llamar Logres. ¿No te has dado cuenta de que somos dos países? Después de cada Arturo, un Mordred; detrás de cada Milton, un Cromwell: una nación de poetas, una nación de comerciantes… ¿Es de extrañar que nos llamen hipócritas? Pero lo que confunden con hipocresía es en realidad la lucha entre Logres y (Gran) Bretaña. […] en todas las épocas… Logres… ha sido los dedos que dieron el pequeño empujón o el tirón casi imperceptible, para sacar a Inglaterra del sueño de la borrachera o para sacarla del ultraje final al que la tentó (Gran) Bretaña.” Lewis. Esa Horrible Fortaleza.

Original: “How something we may call Britain is always haunted by something we may call Logres. Haven’t you noticed that we are two countries? After every Arthur, a Mordred; behind every Milton, a Cromwell: a nation of poets, a nation of shopkeepers … Is it any wonder they call us hypocrites? But what they mistake for hypocrisy is really the struggle between Logres and Britain. […] in every age… Logres… have been the fingers which gave the tiny shove or the almost imperceptible pull, to prod England out of the drunken sleep or to draw her back from the final outrage into which Britain tempted her.”

[9] “Atraed así sobre vuestra patria la paz. Yo soy el Ángel de su guardia, el Ángel de Portugal.” Del relato de las apariciones de Fátima según Sor Lucía. Notamos que la tradición del Ángel de Portugal precede a Fátima por siglos.

[10] De acuerdo con Edvige Carboni (1880-1952), beatificada en el 2019, el alma de Mussolini entró en el cielo luego de arrepentirse en vida a último momento y pasar un periodo de seis años en el purgatorio. Fuente.

[11] El fin del ateo demonista Augustus Frost es una joya de C.S. Lewis digna de leer, releer y meditar «[Frost]… regresó a la Cámara Objetiva, derramó la gasolina y arrojó un fósforo encendido a la pila. No fue hasta entonces que sus controladores [N.d.T los demonios que lo poseían] le permitieron sospechar que la muerte misma no podría, después de todo, curar la ilusión de ser un alma, al contrario, podría ser la entrada a un mundo donde esa ilusión se extendía infinita y sin límites. Su cuerpo ya perdido, se le ofreció una vía de escape para el alma. Fue capaz de conocer (y al mismo tiempo rechazó el conocimiento) que había estado equivocado desde el principio, que las almas y la responsabilidad personal existían. Lo percibió a medias: lo odió totalmente. La tortura física del fuego no era tan feroz como su odio hacia eso. Con un esfuerzo supremo se arrojó de nuevo a su ilusión. En esa actitud, la eternidad lo alcanzó como el amanecer en los viejos cuentos los alcanza y los convierte en piedra inmutable». Lewis. Esa Horrible Fortaleza.

Original: “…walked back into the Objective Room, poured out the petrol and threw a lighted match into the pile. Not till then did his controllers allow him to suspect that death itself might not after all cure the illusion of being a soul – nay, might prove the entry into a world where that illusion raged infinite and unchecked. Escape for the soul, if not for the body, was offered him. He became able to know (and simultaneously refused the knowledge) that he had been wrong from the beginning, that souls and personal responsibility existed. He half saw: he wholly hated. The physical torture of the burning was not fiercer than his hatred of that. With one supreme effort he flung himself back into his illusion. In that attitude eternity overtook him as sunrise in old tales overtakes and turns them into unchangeable stone.”


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