Una misión llamada Patria. De pluma ajena

La patria es la infancia y la patria es una misión de todos los días. La patria está unida indisolublemente al ambiente de las tradiciones, de libertad, de culto y adoración hacia el fin último y absoluto. Y la manera óptima de hacer patria es promover y perpetrar la familia, que es el primer y último espacio de libertad que tiene el hombre. Y ese espacio hoy es combatido ferozmente, tanto física como culturalmente.

Resumo la Patria en la imagen de Cande y Javi, dos almas simples y especiales, que siendo la primera vez que se encontraron, quisieron y pudieron bailar folclore.

La verdadera «inclusión», la «anti discriminación» más firme, y la «igualdad» más plena se da en aquel ambiente que promueve y preserva la vida y su manifestación, no en aquel que la aniquila. En varios países de Europa, casi ya no nacen chicos con Síndrome de Down pues cuándo se los detecta en el seno de su madre, se los extermina sin más, y a esperar que el próximo venga más «sano». Es irónico ver cómo aquellos que se rasgan las vestiduras por los derechos de los más necesitados o de los discapacitados, por todo tipo de libertades y garantías, aprueban y promueven sin más el exterminio de estas almas en el vientre de su madre. He allí la destrucción primera y total de la patria.

Ese es el triunfo de Auschwitz, o de los Gulag siberianos en orden a lograr esa «calidad» antes que cantidad de vida que tanto busca el hombre moderno, al decir de C.S. Lewis. Esa es la mejor manera de demoler la patria, aniquilando a sus hijos, en especial a los más débiles y pequeños, dentro de sus madres. 

Pero yo sé muy bien lo que significa tener un hijo especial; siéntanse muy orgullosas las familias de Cande y Javi que lo dieron todo y más para que ayer ambos pudieran disfrutar de algo tan sencillo y poderoso como es el arte, que es una de las expresiones más profundas del espíritu. Ese ambiente y dónde más plenamente se logra es en la familia. Y en la familia que adora a su Creador – Salvador mediante la Iglesia que la reúne y plenifica su labor fértil y formadora.

Siéntanse muy orgullosas ambas familias de Caro y Javi, porque al igual que los criollos argentinos que, en 1806 y 1807, en BsAs; en 1817, en el Cruce de los Andes; en 1845, en la Vuelta de Obligado; en 1982, en las Islas Malvinas; y más recientemente, en Agosto de 2018 en el Congreso de la Nación, volvieron ayer a evidenciar el amor incondicional a su Patria expresado en una simple danza folclórica por sus hijos más especiales.

Julio César Alfonso

 

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