La alegría cristiana. Sermón para el domingo de Gaudete

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2 comentarios sobre “La alegría cristiana. Sermón para el domingo de Gaudete

  • el diciembre 15, 2019 a las 12:19 pm
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    El Evangelio insiste también «estad alegres». Pero el mundo también vende el estar alegres, en publicidad, en las empresas, todos alegres sonriendo, el ganador esta alegre en el mundo.
    Ciertamente la esperanza de verdad la da el cristianismo, la verdadera vida del cristiano comienza con la muerte.
    Es contraproducente creerse alegres, como finge el mundo, cuando no se siente alegría. La vida sobrenatural también produce tristeza cuando se ve a tu alrededor a la gente viviendo en pecado mortal y apostasia: encaminandose al abismo.
    Ciertamente las quejas es por no querer inmolarse más con Cristo por la salvación de esas almas, por apegos al mundo,,por soberbia. Lo de san Francisco de que es más importante vencerse a uno mismo que los dones de Dios, es una contradicción, porque sin los dones no se puede vencer uno mismo.
    veo contraproducente insistir en la alegría cuando se siente la tristeza. Eso es lo que hace el mundo: típicamente, piensa en positivo, se positivo, y te vuelves también alegre (autoayuda mundana, autoengaño)
    No parece que Nuestro Señor estuviese alegre en la agonia de la Cruz y menos en el Huerrto de los Olivos. Creo que la verdadera alegría la da Dios, como también la noche oscura del alma. Ciertamente da la verdadera esperanza permanente. Pero no tengo claro eso de procurar la alegría. Estoy como estoy, peleando contra mis soberbias y mundanidades, y por esas culpas mías sale la tristeza. Bueno, se trata de alcanzar las virtudes con ayuda de Dios, la alegría vendrá cuando venga. Si ahora toca acompañar a Cristo en la Cruz, pues no brota mucha alegría, esto es lo que hay. Decirle que este alegre en el Huerto de los Olivos, no me parece acertado, me parece un discurso del mundo. Dios mandara la alegría a su debido tiempo. No sé si me explico, si de algo sirve.

  • el diciembre 16, 2019 a las 11:04 am
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    Se explicó y se entiendió, apreciado Padre.

    Un sermón sui generis.

Comentarios cerrados.

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